Somos Maíz
La propuesta somos maíz nace por la preocupación de la pérdida de identidad en la cultura latinoamericana que es altamente influida por el capitalismo moderno. También hay un trasfondo contextual del vacío que nos dejó la colonización cuyo resultado es, “el alma atormentada y triste de los iberoamericanos” Gonzalez [1]y la nueva cultura que se genera a partir de esto; la mezcla, la hibridación de la que somos producto. El iberoamericano es un melancólico por excelencia, ya que es el vencido, el derrotado, al que despojan y siempre va a estar en falta. Tal vez por lo mismo sea la añoranza del sueño americano. Es el existencialismo la corriente artística que más evidente hace ese estar en falta. Es aquí donde se fundamenta mi propuesta y por esto no es en vano que menciono una cita textual de Fernando González.
Evidentemente, es importante el contexto en el que se inscribe mi propuesta, más aún si quiero tocar las fibras de una cultura subyugada desde sus inicios; sin embargo es un asunto más global, ya que todas las culturas, en todo el mundo, están siendo permeadas por los mas-media, los bailarines que se quieren robar el show[2], es un fenómeno de Globalización. Pero para poder trascender las fronteras es necesario que sea bien fundamentada desde lo local ya que “”un individuo solo puede crear una obra o realizar una acción con pretensiones de universalidad si está bien enmarcada y más, nacida en el seno de una localidad”[3]
Las temáticas de lo domestico, el alimento y la cultura que son recurrentes en mi proceso y la manera de apropiarme de las técnicas y los lenguajes ha generado una suerte de marca o sello propio por el que son reconocidos mis proyectos. Esta vez, he vinculado la imagen de la mazorca a una problemática de identidad cultural, que irrumpe en el espacio público y lo esculpe.
Somos maíz se desarrolla con técnicas contemporáneas de esténcil y métodos tradicionales de tipografía a mano alzada; tomando el maíz como una metáfora de “lo que somos” . Tiene dos resultados visuales: uno es la mazorca como alimento, como símbolo de una cultura; la segunda, son unas definiciones creadas a partir de lecturas realizadas sobre globalización, colonización y mestizaje, que hacen alusión al tema de la colonia contextualizado al presente crenado un juego de palabras con contenido irónico y crítico.
Civilizar: deshumanizar al salvaje/ Sacar a los pueblos de su cultura natal.
Colonizar: quebrantar un pueblo hasta pulverizarlo.
Evangelizar: robar oro para el rey y conciencias para el cielo.
Salvaje: ser humano que se cría en compañía del animal civilizado.
El soporte es la calle, donde se hace la incisión para crear un lugar y generar un dialogo con el transeúnte[4]; el acto de pegar afiches en la vía “púbica” es poder subvertir y alterar el poder, esto mismo lo configura como un acto político. A propósito de “Público”, entre comillas, ya que sería público si pudiera pegar los carteles sin subvertir el orden político. Esto es, entonces, una propuesta de Arte Público, sin comillas ni paréntesis.[5] Hacer arte público, es abrir un espacio original no subyugado al orden dominante (llámese este galería o gobierno establecido).
Como ya lo he recalcado, el carácter de la obra es político; y es necesaria una reproductibilidad. Por lo tanto, su aura[6] es irrelevante, lo que verdaderamente importa es su contenido, lo que suscita en el caminante. Así mismo, en contraposición a la tendencia contemporánea que sacrifica la trama por la urdimbre[7], importa más la trama y el resultado, el tejido que se genera con el espectador.
Por su configuración en el espacio público, los carteles expuestos son efímeros y es necesaria una reproducción, ya no perteneciente a su modulación serial si no, a modo de registro para ser difundido también en medios digitales donde abandonaría las calles de la ciudad para hacer parte de la gran telépolis[8] que se vale de la pantalla como soporte.
En esta época donde todo es pasajero, todo confluye y viaja rápidamente por los espacios virtuales; es importante generar una recordación en el espectador, para que el comentario perdure, ya que como lo plantea Millan Kundera en su novela la lentitud, a mayor nivel de velocidad, mayor nivel de olvido y a mayor nivel de lentitud, mayor nivel de memoria. En este punto, sí es importante La urdimbre, para generar un impacto visual que llame la atención del espectador y pueda apreciar la intervención con mayor lentitud. Me valgo entonces de los medios actuales porque “toda obra de arte es hija de su tiempo”[9] y tanto su contenido como los medios para su realización y difusión deben dar cuenta de ello.
MÓNICA RAMÍREZ.
[1] Gonzales, Fernando. Mi Simón Bolivar. Ed. Bedout
[2] Kundera, Millan. La lentitud.
[3] Ver ensayos de Félix Duque. Esculpir el lugar
[4] “El acto de caminar es al sistema urbano lo que la enunciación (el speech act) es a la lengua”
De Certau, Mchel. LA INVENCIÍN DE LO COTIDIANO, artes de hacer.
[5] "El arte público”, estaría estableciendo una clásica differentia specifica respecto al género "arte". Por ejemplo: el arte en general se divide en público y, pongamos, privado; o, por caso, arte público es el del espacio urbano (y el del campo colindante), mientras que el otro "arte, es el del museo, de la galería o del coleccionista privado. Pero la puesta entre paréntesis del adjetivo calificativo "público, indica algo así como una reticencia: no tanto una restricción o recorte del significado general del nombre afectado cuanto una advertencia -al pronto críptica- de coextensividad Como si yo advirtiera: no hay que fiarse, quizá todo arte sea público (y correlativamente: todo espacio, político), quizá lo artístico y lo público se hallen en una relación que permanece impensada.. Duque, Félix. ARTE PÚBLICO Y ESPACIO POLÍTICO” Ed. Akal, Madrid 2001.
[6] “Los dadaístas dieron menos importancia a la utilidad mercantil de sus obras de arte que a su inutilidad como objetos de inmersión contemplativa. Y en buena parte procuraron alcanzar esa inutilidad por medio de una degradación sistemática de su material. Sus poemas son «ensaladas de palabras» que contienen giros obscenos y todo detritus verbal imaginable. Iigual pasa con sus cuadros, sobre los que montaban botones o billetes de tren o de metro o de tranvía. Lo que consiguen de esta manera es una destrucción sin miramientos del aura de sus creaciones.” Benjamin,Walter .La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Duque, Félix. ARTE PÚBLICO Y ESPACIO POLÍTICO” Ed. Akal, Madrid 2001.
[7] ver ensayo. La obra de arte en la época de su modulación serial (ensayo sobre la falta de argumentos)
[8] Ver, Telépolis. Javier Echeverri
[9] Kandinsky. DE LO ESPIRITUAL EN EL ARTE.